---NORTE ARGENTINO EN PRIMAVERA---
POST 3- Villa de San Lorenzo- SALTA-
En Salta sucede este fenómeno, favorecido por poseer naturaleza pura y limpia a poca distancia del casco urbano...se generan entonces barrios cerrados de gran calidad de vida. Pero; ¿Qué sucede cuando la villa urbana periférica coexistió con la fundación de la ciudad, pero se mantuvo relativamente alejada y sirvió como área de veraneo y descanso? Esto fue precisamente lo que pasó con la Villa de San Lorenzo. Es decir, la villa urbana se fundó y funcionó y funciona como lugar de veraneo, pero con el tiempo se integró a la ciudad de Salta Capital por medio de una moderna autopista que la convirtió en el sitio preferido para establecer las viviendas de los pobladores señoriales de la Capital.
San Lorenzo es una pintoresca villa de descanso muy apreciada para disfrutar los veraneos salteños. Está ubicada en el denominado sector de las yungas muy cerca del Río San Lorenzo, al noroeste del Valle de Lerma, donde se puede apreciar un interesante paisaje y vistosas estancias además de atractivas casas.
La Quebrada de San Lorenzo es un lugar digno de apreciar con una voluptuosa vegetación de altura que durante verano está cubierta de neblina, típica de la zona de las yungas. Es un lugar histórico porque en estas tierras aconteció la Batalla de Salta el 20 de febrero de 1813, donde capituló el general realista Pío Tristán contra el Ejército del Norte comandado por el general criollo Manuel Belgrano, y en donde participó luchando activamente Martina Silva de Gurruchaga.
El sendero prosigue siempre bordeando el pequeño arroyo que en otras epocas debería traer más agua. Es muy agradable detenerse a observar las extrañas formas vegetales de este verdadero bosque de altura, tales como troncos extraños, flores y combinación de musgos, líquenes y plantas tipo enredaderas que tenemos que sortear de tanto en tanto para seguir la caminata.
Al llegar a cierto punto del camino el sendero de repente se acorta y comienza a subir lentamente por la ladera de la sierra. Es entonces cuando a medida que ascendemos vamos teniendo la sorpresa de apreciar distintas vistas de la quebrada cada vez que nos detenemos en algún recodo del sendero. Era un día nublado por lo cual la visibilidad no era del todo óptima, pero de igual forma el paisaje desde la altura era formidable.
Pero de repente sucedió lo inesperado, el techo de nubes que envolvía las sierras, bajó más de lo normal y envolvió por completo el camino, ya de por sí cerrado por la vegetación. Siguiendo un instinto de exploracion mantuve mis ojos alerta en las señales del sendero, tales como troncos, piedras o formas de plantas y llegué a lugares increíbles. Es maravilloso sentirse entre las nubes y observar tanto verde, árboles, flores y paisajes de hondonadas enmarcadas en un surrealista paisaje nuboso semejante a estar en un país de cuento de hadas.
Tras subir un poco más, aún me deparaba una espectacular sorpresa. De repente el sendero se volvió plano porque había llegado a una pampa de altura bien verde y rodeada de árboles. Todo estaba enmarcado por nubes y yacían en dicho lugar un grupo de vacas que no parecían inmutarse por mi presencia. Con calma y a cierta distancia pude tomarles una fotografía y a tiempo justo porque las nubes entonces sí bajaron del todo y comenzó una suave llovizna que me envolvió y apenas me permitía ver el sendero y hasta sólo 3 metros más.
Entonces, recordé las señales del camino y bajé a prisa pero con cuidado de no extraviarme ya que hay muchos senderos y en esas condiciones climáticas es muy fácil perder el rumbo. Finalmente y tras una bajada rápida llegué nuevamente al arroyo, desde donde me fue fácil retornar al campamento base desde donde había partido.
Bastante mojado, embarrado y cansado, pero contento por las vistas y por las fotos obtenidas obtuve como premio un trozo de torta de chocolate y una leche caliente en la hermosa confitería tipo alemana que se sitúa en la base del camino.
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